jueves, 21 de julio de 2011

Una sonrisa en el frío.

Aprovechado que Panda Neutrón anda en London.

Me envió esta foto hace tiempo, y a partir de la foto yo empecé a escribir. La cosa se fue de madre y lo que iba a ser algo corto pues se alargó... pero como otras tantas, se quedó sin terminar. Os dejo lo que hubiera sido el primer capitulito de algo que ya lleva tres, pero que ahí se paró.

Y como dicen por aquí ya va siendo hora de get rid of this.






"Nos sentamos a escuchar la voz rasgada del viejo Bob Dylan tocando Mr Tomboury. Eran las últimas pilas que nos quedaban para el viejo radiocassete y como el invierno por fin parecía acabar decidimos que no había mejor manera de celebrarlo que con Bob Dylan y las últimas pilas del mundo.

Quizás decir las últimas pilas del mundo no fuera del todo exacto. Siempre cabía la esperanza de volver a encontrar alguna que otra en una de nuestras expediciones al continente.

Martín oteaba el horizonte, tiritó un poco y podría apostar que estaba en algún garito de Londres o Roma, quizás Madrid, junto a una chica guapa, que acabara de conocer, intentando descifrar sus puntos débiles para llevársela a la cama, tomando un dry martiny y sonriéndome en la distancia, mofándose a lo lejos por lo inútil que era yo para ese tipo de conquistas.

Martín ya no sonríe nunca.

No teníamos relojes, que funcionasen, así que podrían ser las ocho, las ocho y media, algo más tarde, algo más temprano. Pronto tendríamos que tocar diana. Como todos los días éste no sería menos duro, aunque había algo especial que lo convertiría en un reto, el mismo reto de las últimas semanas: hacer que Martín sonriera de nuevo.

La colonia, así la llamábamos, constaba de cuarenta y siete integrantes, aunque en este punto había cierta controversia ya que algunos de nosotros sumaban un tres a la cifra: Rasta y Pica, los dos haaskies que velaban nuestro sueño, y a Rotten, el loro que sólo sabía decir “el fin del mundo” “el fin del mundo” sumando en total cincuenta. Un número demasiado redondo. Se podría decir que Martín y yo éramos los líderes, pero Martín en los últimos meses se había conducido con agria apatía, como si el mismo acto de respirar le costase la propia vida, la desgana y el pesimismo le estaban ganando la partida así que hacerle sonreír no era ningún gesto gratuito, ni siquiera un acto de amistad hacía un compañero de toda la vida, no había nada de altruismo detrás de aquel propósito, lo único bueno de estos tiempos es que todo se simplifica. Necesitábamos a Martín para sobrevivir. Y para que él sobreviviese necesitaba volver a sonreír.

Martín salió de su ensueño, se rascó los ojos y sacó de su abrigo una botella de Jameson. Ironías de la vida, hacía sólo tres meses, justo antes de que comenzase el invierno y las expediciones se tuvieran que detener forzosamente, cuando encontramos un contaniner a la deriva con quinientas treinta y seis cajas de Jameson y doscientas veintinueve de Lucky Strike, así como mil trescientos ochenta y dos mecheros, doscientos DVD pornográficos y un ventilador. Todavía aún todos nos preguntamos que demonios hacía un ventilador en aquel container. Tras el meticuloso inventario de Julia, nuestra intendente, Sacha nos advirtió que procedían de Lituania, él era Lituano y nos tradujo los “fumar puede matar” o “acortar la vida” estampados en las cajetillas. Tampoco importaba ahora mucho eso de que se te acortase, la verdad; y luchar contra ese pensamiento, evitar que cayeran en él, era mi tarea de todos los días; y por qué no admitirlo, el Jameson y el tabaco me habían resultado de mucha ayuda. Básicamente ese era mi trabajo, vigilar los ánimos, y hasta ahora sólo había fallado con uno, mi mejor amigo, el que a las ocho u ocho y media, algo más tarde, algo más temprano, desayunaba un par de tragos de whiski junto a mí, admirando el mar helado, mientras Bob Dylan cantaba Mr Tombury gastando las últimas pilas del mundo.

-Parece que hoy madrugan- le dio otro trago a la botella -Y pensar que yo abobinaba del whisky. Me pregunto si alguna vez probaré de nuevo un dry martiny.

Desde nuestra posición podíamos ver como la actividad parecía comenzar en las cobachas. Vivíamos en la isla de Suomelina, la que perteneciera alguna vez a Finlandia, y aquellos montículos que en alguna guerra sirvieron de refugio militar eran ahora nuestro hogar.

-Pídele a Sacha que te destile algo de vodka, la última vez incluso se podía beber.

Martín levantó la ceja, alzó de nuevo su mirada hacia el mar infinito y le dio un trago largo al Jameson, como si aquel fuera el último trago de su vida. Ultimamente bebía así. Se secó con la manga, sin apartar la vista del mar y dijo lastimosamente:

-Prefiero esta mierda."


PandaNeutrón a friend from Finland but no finnish sent to me this pic long time ago. I started writing immediately after I got it. And the thing was growing up, growing up and growing up and as usual I stopped it. Why? Because I´m a master starting things and don´t finishing them. I´m showing you the first chapter of something it´s not gonna be ending, at least soon. A pity it´s in spanish... but, trust me, you are not loosing anything.

martes, 19 de julio de 2011

Encontrar trabajo en Londres.




¿Has hecho ya las doscientas copias de tu currículum? ¿Has mentido ya como un patán alegando los doscientos bares y restaurantes donde has trabajado? ¿Rastreaste el callejero Londinense señalando los doscientos puntos a los que ir?

En este post no vas a encontrar la fórmula mágica de cómo carajo encontrar trabajo en Londres.

sino la historia de Pimpa y Pumba (oculto sus nombres verdaderos por motivos de respeto a su intimidad y porque bueno, ahora mismo no los recuerdo)

Pimpa y Pumba son dos chicas, morenas, misma estatura y complexión. Una es de Málaga, la otra de Córdoba. ¿Qué les ha traído a Londres? Pues lo que todo hispano a venido a hacer aquí: demostrar la conjetura de los números primos gemelos. Pero mientras que la demuestran y no, las chicas no pueden vivir del aire, así que están buscando sustento. Y eso que entran en un ciber de Notting Hill a imprimir curriculums en su segundo día en la ciudad. Y nada más pasar el umbral de la puerta dicen "Jelou". Yo les respondo "hola", porque claro, ese "jelou" las delató al instante. Como es una historia verídica y vivida, no podía menos que estar yo allí; delante de un ordenador, matando el tiempo de mi break y pidiéndole a una amiga via facebook que me mandara su dirección de correo ordinaria porque he de enviarle algunas cosillas que desgraciadamente aún no se pueden enviar telemáticamente.

Yo sigo a lo mío y ellas a lo suyo hasta que me levanto a hacer una fotocopia, pero claro las muchachas tenían a la máquina algo ocupada con la impresión de los doscientos currículums y al señor con bigote que regenta el garito con una sonrisa de oreja a oreja porque estaba haciendo su agosto.

Total, que en eso me acuerdo que en mi trabajo buscan gente. En eso que les pido su curriculum, en eso que se lo doy a mi jefe, en eso que mi jefe las llama, en eso que vienen hoy a hacer una entrevista, en eso que consiguen su discóvery day para mañana y pasado, en eso que casi se van sin pagar los tes que habían consumido.

Puede que lo consigan, pueden que no, pero bueno, por algo se empieza.

Así que tú, que vienes a London, escapando del paro español, o buscando nuevos horizontes y experiencias, que has leído doscientos artículos titulados "encontrar trabajo en Londres" y que necesitas un curro mientras demuestras la conjetura de los números primos gemelos, te doy un solo consejo: encuéntrate conmigo en un ciber.

To find a job you need always a bit of luck. As two girls that I have met yesterday in a ciber. They are spanish and were looking for a job. They gave me their cv and tomorrow they have got their discovery day at my work. Maybe they are gonna get the job, maybe not... but at least I´m happy to help. As I said, a bit of luck, if they get the job who was going to tell them that they got it because they were printing some cv in a ciber.

jueves, 14 de julio de 2011

Insustituibles.




Son las cuatro la mañana. A estas horas están en un taxi, quizás dentro de unos minutos, pero vamos, van a coger al final un taxi. Les lleva a Luton, si no recuerdo mal, para aterrizar en Reus, pasar un día en la piscina y luego pirárselas a Zaragoza.

Él ha dejado aquí su Vespa, ella su Iphone.

Y muchas cosas más.

Van a emprender aventura sin cocina todavía -Ikea no es tan fiable- y lo primero que tienen que hacer es poner unas señales en su nueva calle para que un trailer aparque y les llene su nueva casa con cinco años de Londres.

A él le conocí en un pub y siendo de Salou ya metí la pata despotricando de los catalanes, como no podía ser de otra manera. A ella, pues para ser sincero, no recuerdo el momento exacto, pero seguro que sería tras haber estado en un pub y ya sin despotricar de nadie, como no podría ser de otra manera.

Como dicen por el sur: son unos artistas.

Son de esta gente de puertas abiertas, y su salón más pareció siempre un hostal en el que yo una vez comí spaguetis tras un curso de montaje o le dejé ganarme jugando a la xbox, fuimos juntos a un concierto de Franz Ferdinand y alguna vez anduvimos juntos por Old Street; me puse wax por primera vez para ir a una exposición de fotos de ella, y a él le llevamos la elástica del Barça cuando éste conquistó su tercera copa de Europa. Ambos vinieron a useful/useless en la que Mariano y yo de alguna manera participamos y con él discutimos acaloradamente sobre Axterix y Obelix y bueno, casi montamos y todo una empresa. Él me enseño lo que eran los mews y me llevó a un cementerio que era un jardín o viceversa. Hemos estado en fiestas españolas, visto mucho fútbol, a él le he dado la murga con la música coñazo que ponía, y hace poco volvía a casa en bici tras su fiesta oficial de despedida; digo oficial porque creo que llevan despidiéndose dos semanas.

Y dos semanas llevan porque estos dos han dejado huella. Son de esa especie que yo llamo "aglutinadores" y creo que la propia palabra lo explica por sí misma; pero por si acaso lo aclaro: ellos hacen que la gente se aglutine, junte y se divierta.

No les deseo que les vaya bien porque sé que les irá, no importa el dónde estén porque el "lugar" son ellos.

Con su marcha muchos nos sentiremos de alguna manera huérfanos, y se les echará mucho de menos...

...como no podía ser de otra manera.

There are some people who are great. They are: Fruco y Arantxa. They are leaving, right now, going to Zaragoza. I´m gonna miss them big time. I have been sharing with them some of my experiences in London and they always gave me their friendship. I hope see them soon having some beers and laughs as usual. Good luck, mates.

Pd: I wanna let you know something... this shorts in english are here thanks to Fruco because he encouraged me to do it long time ago.

martes, 12 de julio de 2011

Las bicis no son para las noches.



No veas quilla, la ideita que tuvimos el viernes. Volver a casa en bicicleta. Estábamos en Chancery Lane, eran alrededor de las 3:30 y nos dijimos que iba a ser mucho más práctico alquilar una bici de esas que parecen ortopédicas que esperar pacientes a los autobuses nocturnos, que pasan cuando les da la gana. Y ahí que fuimos. Lo primero sería encontrar un embarcadero de bicis y para eso tengo yo mi móvil inteligente que me chivateo uno no muy lejos de dónde estábamos y hacia allí nos encaminamos. Antes claro nos paramos en un subway a comprar un poco de bocadillo sabor a pepinillo -todos en el subway saben a pepinillo- para coger algo de fuerzas para el que aún no sabíamos iba a ser un largo camino de vuelta a casa. Justo terminando el último bocado del bocata, dimos con el primer embarcadero, pero hija, estaba vacío.



Como el David y yo somos de ideas fijas, no desistimos en nuestro empeño y pusimos rumbo hacia el siguiente que me indicaba mi móvil inteligente. Y hasta allí llegamos, con iguales resultado. Y otro, otro y otro y así nos encajamos en Tottenham Court Road hasta que dimos por fin con uno que tenía un puñadito de bicis.

Y manda cojones que a las cuatro de la mañana tengas encima que hacer cola para alquilar las bicis, porque cuando llegamos, había dos tipos con nuestras mismas intenciones y tuvimos que esperar hasta que completaran las doscientas pantallitas que tienes que completar antes de gastarte una libra en alquilar la dichosa bici.

Tras esperar, completar nosotros las doscientas pantallitas, por fin, una hora después de iniciar la aventura, teníamos nuestra bici y ahí que nos pusimos a pedalear. Cruzamos todo Oxford Street y en el primer viraje ya que me meto en contramano, enfrentándome cuál Don Quijote a un gigantesco autobús rojo que venía flechaito hacia mi, pero como hidalgo experimentado, reaccioné a tiempo colándome en el carril correcto antes de que la bestia roja arrollara mis huesos (Mamá, tranquila, no fue tan peligroso, simplemente estoy añadiendo algo de acción)

Y dejando atrás Marble Arch cruzamos todo Hyde Park, llegando a Bayswater, rebasando Notting Hill, bajando por la cuesta hasta High Street Kensington y ahí fue cuando sonó mi alarma. Había puesto una alarma a los 25 minutos ya que a los 30 tienes que dejar la bici si no quieres que te cobren una buena multa. Ahí fue cuando le dije al David que teníamos que encontrar un aparcamiento y rapidito.

¿Y a que no sabes qué?

Que tuvimos el problema a la inversa.



Todos los embarcaderos de bicis llenos, repletos, a rebosar. Y la alarma de mi móvil, suena que te suena. Deshicimos camino y tras tres o cuatro llenos, por fin dimos con uno con un par de postes libres. Ya llevábamos 45 minutos con la bici, así que llamé a un teléfono, para explicarles que habíamos rebasado el tiempo porque no encontrábamos aparcamiento libre y que no era culpa nuestra que hubiéramos rebasado el tiempo reglamentario, y que por lo tanto no nos cobrasen la multa; pues imaginate, quilla, explicar esto a las cinco y media de la mañana, to quemao tras el periplo en bici, y con el sabor a pepinillo del bocadillo de subway repitiéndose en mi estómago, a un tipo que se acabaría de tomar el café o té, porque era inglés, y ponerse el pinganillo, y tener que deletrear tu nombre y repetirlo siete veces, y acabar diciendo Alfa, Lima, Victoria, Alfa, Romeo, Oxford para que el tipo pillara que me llamo Álvaro y luego va y meto la pata diciéndole mi número de teléfono mal, y a todo esto el David partiéndose el culo, no de mí, que de por sí ya merecía unas risas, sino de dos -más colgados que nosotros- que estaban bailando en medio de la calle. Claro, el David se reía y a mi me pegaba la risa, con lo que el tipo del pinganillo de detrás del teléfono se estaba ya mosqueando. Cuando tras mucho Tangos, Ecos, Alfas y Limas le di todos mis datos y colgué, eran alrededor de las seis de la mañana y todavía no habíamos llegado a casa.

En la parada del bus, al final tuvimos que esperar bus nocturno, aunque ya fuera de día, porque el sol estaba naciendo, tal y como ves en la foto que encabeza el post, nos fumamos un cigarrito.

Tuvimos la suerte que no llegó muy tarde con lo que al final arribamos en casa a eso de las 6:30. La próxima vez no creo que volvamos a coger la bici, vamos, seguro... fue una infidelidad pasajera. Y nada, tomamos un té y me metí en el sobre, con dolor de piernas, y el pepinillo todavía repitiéndose, unas tres horas después de que decidiéramos volver a casa.

Natalia, esto es lo que me hubiera gustado contarte el sábado pasado, justo cuando llegase al trabajo, a eso de las ocho, después de darte un fuerte abrazo. Pero los dos sabemos por qué no pudo ser. Y aquí que te lo escribo, en mi Moleskine, para que veas que no es la tuya la única que trabaja. Y el abrazo, lo dejamos para otro rato, pero ese será todavia, si cabe, mucho mas fuerte.

Y que te sirva de consejo, para que cuando vuelvas a London, ni se te ocurra coger una bici por la noche.

Niña, sigue así, igual de valiente.

Y ahora te dejo con los dos colgados esos, que bailando a las tantas, hicieron que el David se riese, yo por ende y que el del pinganillo de detrás del teléfono se cabrease.

bailando from calvanki on Vimeo.




Last Friday I went back home by bike. It was a hell, first at all because we spent an hour to find the damn bike, second at all because when we arrived we could not find a place to park the damn bike... We spent around 3 hours to get back home. At night, keep rely on buses, bikes are not an alternative, they are a hell... but funny. And them we saw those two guys dancing in the middle of the street, jejejeje. With all, a bit surrealist night.

jueves, 7 de julio de 2011

El negro en London.



El negro se tiró todo un día con la bolsa de la Tate, no sé si al final fue de compras o si se pilló ese bañador para irse a la playa de Ostia, lo que si puedo decir es que bebió algunas pintas, se montó en la bici, me mintió acerca de Boris Johnson, se quedó flipando con el mercado femenino Londinense, casi se liga a una de Yahoo os se la ligó, o no sabemos, quizás haya que preguntarle a su cuñao, que vino acompañándolo. El negro, amigo dede cuando a uno con salir a la calle y darle patadas a un balón estaba feliz se pasó unos días aquí y tuvo la cordura de dejar los museos para cuando yo trabajaba. El Negro recordará siempre el Karamiso Yakiniku que se zampó en el Akari y el desayuno típico inglés, vio, palpó y saboreó Londres y creo que se quedó con ganas de repetir y espero que repita algún día.

Fue guapo tenerte por akí. Disfruta ahora en Roma cabrón!!!

Negro en London. from calvanki on Vimeo.



El "Negro" friend from childhood came to visit me for a few days. I tried to show him not only London, my London as well. I think he enjoy and I would like to have him here for more days... but Roma is waiting for him and I can´t compete against Rome, city of eternity.